Personas asistiendo a una presentación sobre un nuevo modelo de intervención socioeducativa en la Biblioteca Pilarin Bayés.

La iniciativa woke del Ayuntamiento de Vic que contiene un spoiler: 'Fallará'

El Ayuntamiento de Vic propone medidas que no tendrán el resultado esperado

El Ayuntamiento de Vic ha repensado el modelo de intervención socioeducativa que atiende jóvenes y niños de la ciudad con el objetivo de mejorar la convivencia y la cohesión social. Actualmente el porcentaje de intervención se sitúa al 8,8%, y el nuevo modelo busca parar la tendencia en el alza y disminuirlo hasta el 6%. "No queremos poner tiritas, buscamos un cambio esencial", ha dicho la regidora de Bienestar y Familia, Nuria Homs.

La concejal ha explicado que, desde una mirada restaurativa, se intervendrá "desde la prevención y no tanto desde la reacción". La idea es aprovechar todos los recursos de la ciudad, "estar en los sitios", establecer vínculos con las familias y ser más ágiles tomando decisiones. Para ayudar en esta tarea, se han contratado seis integradores sociales.

La directora de Bienestar Social, Anna Rufí, ha explicado que Vic ha crecido mucho en los últimos años y se han dado cuenta que la realidad es una ciudad "a dos velocidades". Por un lado, niños y jóvenes  que tienen rutinas de participar a las entidades de fútbol, de baloncesto o en la escuela de música, y de la otra banda un grupo que se han incorporado en la ciudad en los últimos años – solo el curso pasado las escuelas de Vic acogieron 400 alumnos provenientes de matrícula viva- o que han nacido en la ciudad, pero que no participan de las actividades abiertas a todo el mundo.

Esta situación ha provocado que en los últimos años se hubieran articulado actividades pensadas solo para estos últimos. "Los niños y jóvenes se están mezclando en las escuelas, pero no en los espacios informales", ha lamentado Rufí. Y esto en algunos casos acaba derivando en conflictos que necesitan intervención, y problemas con comerciantes o vecinos.

Estrategia poco eficaz

La idea, pues es acompañar estas familias "para que participen de la ciudad y, por ejemplo, hacer actividades fuera de la escuela entre a formar parte de su lógica". "Vamos a conocer a los niños y los jóvenes en sus espacios naturales, a casa, conozcámoslos bien, saber cuáles son sus preferencias y trabajamos todos para tener esta diversidad cultural en todos los espacios de la ciudad", ha señalado Anna Rufí.

Actualmente en la ciudad hay casi 14.000 niños y jóvenes de entre 0 y 19 años, de los cuales 1.157 requieren intervención, el que representa el 8,8% del total. El replanteamiento del modelo viene dado porque ente los últimos años se ha constatado como el número que requieren intervención ha crecido y la necesidad de frenar la situación. "Si no hiciéramos nada, este 8% en cuatro años se podría convertir en un 15%", ha alertado Rufí. Si no se interviene, "cada vez la segregación y la polarización será más importante", ha añadido. La idea es que en los próximos años los valores de intervención bajen hasta el 6 o el 7%, ha dicho la regidora Nuria Homs.

Tres personas de pie junto a un cartel que dice
Núria Homs, en un acto en Vic | Instagram



La medida fallará

No es ser muy atrevido asegurar que la estrategia fallará. Impulsar medidas "preventivas", antes que "reactivas" tendrá poco recorrido, porque ya se ha intentado en muchas ocasiones y siempre ha fallado. El Vic de las dos velocidades seguirá circulando a dos velocidades. Los catalanes seguirán con las inquietudes de relacionarse con la comunidad, sea a través del deporte, la música, el teatro o los idiomas, mientras que los demás, seguirán en sus casas sin participar de la vida catalana.

No funcionará porque tampoco existe ningún incentivo para que funcione. El efecto llamada de la administración catalana es el responsable del aumento de este grupo y voces como las de Pere Aragonès, que aseguró que no era necesario que los inmigrantes se integraran en la sociedad catalana porque ya eran catalanes con sus costumbres, contribuyen a que estas medidas no funcionen.