Silvia Orriols fi rmando un libro

Libertad contra el islam

Analizamos si las palabras libertad e islam son compatibles

Islam significa sumisión. Sumisión es sometimiento, rendición, obediencia, esclavitud, renunciar a tu libertad. El creyente islámico está sometido a un ser superior y en un texto sagrado que dicta unas leyes o mandamientos, como suele pasar en las religiones.

El problema principal del islam es que todavía no ha separado la esfera pública (política) de la privada (religión), como han hecho otras creencias, dando a sociedades laicas o aconfesionales. El islam supone un retroceso de siglos porque implica que los mandamientos religiosos se tienen que aplicar a la sociedad actual. Es la Sharía, la ley canónica del islam que regula el conjunto de actividades públicas y privadas que todo fiel musulmán tiene que practicar. De este modo, la ley islámica define los objetivos morales de la comunidad y su modus vivendi. Se trata de una teocracia que choca sin lugar a dudas contra la democracia occidental.

Existen varias interpretaciones de la Sharía, algunas de cariz fundamentalista que atentan claramente contra el derechos humanos. El TEDH (Tribunal Europeo de Derechos Humanos) dictaminó que algunas de las prácticas de la Sharía "son incompatibles con los principios fundamentales de la democracia, puesto que principios como el pluralismo político y las libertades publicas no tienen cabida" (Sentencia 13 de febrero de 2003).

Recordemos que Sílvia Orriols fue multada con 10.001 euros por el departamento de igualdad y feminismos de Tània Verge por decir lo mismo que dijo hace 20 años lo TEDH, que el islam es incompatible con los valores occidentales.

Hay mucho en juego

Nos estamos jugando mucho, por no decir todo, todo lo que hemos conseguido como sociedad avanzada y progresista estos últimos siglos. Hay cosas inadmisibles, desde la imposición de vestimentas denigrantes por la mujer hasta la discriminación de las orientaciones sexuales, sin olvidar aberraciones barbáricas como la flagelación, la lapidación, la amputación de miembros, la decapitación, el terrorismo, la Yihad (guerra santa), las fatwas, etc.

Sobta que algunos izquierdosos intenten defender lo indefendible, diciendo que el islam es compatible con la democracia, los derechos humanos, la liberación feminista, los derechos LGBT+, la libertad de pensamiento... Cuando los hechos demuestran que una buena parte de los países islámicos son teocracias en las cuales la Sharía determina la legislación.

La controversia la tenemos ahora mismo en el centro de Europa y en casa nuestra. La invasión inmigratoria que ha sufrido el viejo continente pone en peligro las grandes conquistas de la revolución moderna. Ni queremos volver a la edad media ni estamos dispuestos a renunciar a nuestros valores.

La importancia de la libertad

El valor supremo es la Liberty, la libertad civil de los ciudadanos, la libertad (freedom) de vivir como tú quieres e ir donde tú quieras. La antorcha de la Libertad guiando el Pueblo (cuadro de Delacroix) y de la estatua más icónica de NYC (Liberty Enlightening the World) no puede ser sofocada por una pandilla de bárbaros degollaxais que nos odian porque somos "cafres" (infieles).

Este es un momento crucial. No podamos badar. Repito: nos lo jugamos TODO. Tenemos que salvar Catalunya y Europa, pero por encima de todo tenemos que salvar nuestra preciada libertad. Porque qué somos, si no somos libres? Qué futuro nos espera si se impone el islam? No lo podemos permitir de ninguno de las maneras.

O ahora o nunca. ¡'Via fora' los adormilados!