Escena de Joc de Cartes del 17 de enero con Adrià a la izquierda y Pilar a la derecha

Una antigua rivalidad y un engaño con el carpaccio centran 'Joc de Cartes' en Lleida

El programa se desplazó hasta Lleida para ver el duelo entre dos restaurantes de cocina creativa y dos de cocina tradicional

Nuevo duelo entre restaurantes de cocina tradicional y cocina creativa en ‘Joc de Cartes’. Hace dos semanas fue en Tarragona y no dejó muy buen sabor de boca entre los seguidores de la serie. La principal crítica fue que los restaurantes no se correspondían con lo que decían ser e incluso Marc Ribas puntuó con un 0 la comida de uno de ellos. Habían mentido al poner a otro equipo de cocineros diferente al habitual.

El concursante que no disfruta comiendo

Hoy el mismo formato se repetía en Lleida. Marc Ribas, junto a tres de los concursantes, empezaba visitando el Espai Insòlit, con Víctor Abad al frente. El restaurante está un hotel lo que ha provocado ciertas críticas de sus rivales. Víctor Abad reconocía, de forma sorprendente, que no disfruta mucho comiendo y que a veces prefiere el menú infantil. Unas declaraciones que han sorprendido a los aficionados del concurso. En redes sociales ha sido de las primeras cosas que se ha comentado.

La segunda de las críticas ha sido por la comida. No por la calidad, que en general ha sido bueno, sino porque no encajaba con el concepto de tradicional. Platos con influencias japonesas y otros elaborados, más propios de cocina creativa, no podían definirse como cocina tradicional. Una de sus rivales ha sido bastante crítica con varios aspectos del restaurante. También han criticado a Víctor por no saber responder alguna duda, como por ejemplo los ingredientes del steak tartar.

El precio ha sido caro, 247 para 4 personas. El más elevado de los cuatro restaurantes participantes. Pese a que el Espai Insòlit tiene muy buenas críticas en redes sociales – triunfa en Trip Advisor – aquí ha recibido una nota relativa baja. Un 5’7 en total.

La propietaria que escribe notitas a Marc Ribas

Siguiendo con la cocina tradicional, Mari Cruz abría las puertas de ‘La Roca del Corb’ a Ribas y a los otros tres concursantes. La cosa no empezaba bien. Al valorar el espacio, los rivales de Mari aseguraban que el restaurante se encontraba en un barrio conflictivo. La decoración no convenció aunque la comida si se podía calificar de tradicional. La especialidad: los caracoles. También carnes a la brasa.

Momento de tensión entre el cocinero y la dueña porque esta última le escribía a Marc Ribas en un papel “Marc ets molt guapo”. El presentador no quiso entrar en más polémicas y siguió la broma. Una de las principales críticas fue que el carpaccio no parecía de buey, sino de ternera. Más adelante descubriremos la verdad. El precio: 186’50 euros. La Roca del Corb recibió un 7’5. Destacó la comida con un 8 aunque el espacio hizo bajar la media.

Pilar Asensio no consigue buena puntuación pese a su amplia experiencia en el sector

El tercer restaurante en discordia era de cocina creativa. ‘El Presseguer’, propiedad de Pilar Asensio, toda una institución en Lleida. Con casi 40 años de experiencia llegó a tener hasta 39 restaurantes. Ahora solo tiene dos, con el mismo nombre. Este de Lleida y otro en Sabadall. El espacio no gustó, incluso algún rival aseguró que hacía mal olor. También fue criticada la comida. No se consideró lo suficientemente creativa en algunos aspectos. Los platos, según el resto de concursantes, no estaban bien ejecutados.

También hubo críticas a los postres ya que no se consideraron caseros. Víctor definió el restaurante con una frase muy contundente: “La potencia sin control no sirve de nada”. El precio: 210’80 euros. La nota final fue un 6. La comida solo un 4’7. La verdad es que no dejó buenas sensaciones.

El Gaudium: Buen restaurante pero cerrado antes de la emisión del programa

Finalmente pudimos ver el Gaudium, del joven Adrià Figueroa. Sus rivales criticaron el espacio, lo consideraban pequeño. La cocina tampoco fue del agrado de ellos. Pilar fue muy crítica con varios aspectos como una presunta mancha de pintalabios en una servilleta o la suciedad en la cocina. Tampoco gustó a los rivales de Adrià el pulpo o la salsa Café París. También le achacaron poca creatividad y que el horno estaba en muy malas condiciones. El precio un poco caro: 240’30 euros. Y la nota final un 5’9, que lo situaba de forma provisional en la tercera posición.

Una vez recorridos los cuatro restaurantes llegaba el momento de confrontar. La tensión no ha tardado en llegar. Han saltado chispas entre Pilar y Adrià. ¿Quizá porque ambos eran de cocina creativa y querían ganar en su ‘sector’? Todo indicaba que el problema venía de lejos ya que Adrià había trabajo en su día para Pilar y la cosa no acabó bien.

El engaño con el carpaccio que no penalizó lo suficiente a la Roca del Corb

Quien también recibió críticas fue Mari. La propietaria de la Roca del Corb acabó reconociendo que el carpaccio de buey no era de buey, sino de ternera. Algo que no gustó nada a Marc Ribas. De hecho el presentador del programa puntuó mejor al Gaudium (le dio un 8) y también consideró que el restaurante de Adrià tenía el plato estrella. Un canelón de rabo de vaca vieja con salsa Gaudium.

Un plato que ya nadie podrá probar. El restaurante ya ha cerrado y según muchos comentarios en redes sociales en ese espacio hay un restaurante japonés. Las buenas notas de Marc no le sirvieron a Adrià para ganar, aunque si ascendió a la segunda posición. La ganadora fue Mari, de la Roca del Corb. Aunque los otros concursantes la criticaron por su estrategia la realidad es que su restaurante encaja bien con el concepto de tradicional. Justa ganadora aunque una victoria algo empañada por el engaño con el carpaccio.