Montaje con una imagen de Elsa Anka durante una intervención en televisión. A la izquierda una imagen con la mano de una mujer pulsando el botón de un ascensor

La caliente escena de Elsa Anka en un ascensor que acabó en nada

Confesiones íntimas de la famosa presentadora catalana

Los ascensores suelen dar mucho juego para todo tipo de experiencias, tanto por lo que se refiere a historias reales, como a las ficticias que se incorporan en muchas películas y series de televisión. Desde el terror de la mítica El ascensor (Dick Maas, 1983), a la vertiginosa acción protagonizada por ese John McClane que inmortalizó Bruce Willis en Jungla de cristal (John McTiernan, 1988), pasando por la comedia delirante de Misterioso asesinato en Manhattan (Woody Allen, 1993).

Y, desde luego, también están las escenas que aprovechan el reducido y cerrado espacio del ascensor para crear un ambiente seductor, como la que incluye 50 sombras de Grey (Sam Taylor-Johnson, 2015). Con sus múltiples variedades y mucho que albergar, los ascensores forman parte de una localización constante en el imaginario de los creadores audiovisuales y sus fuentes de inspiración siguen siendo inagotables.

En el ascensor con Elsa Anka

Parece que no ocurrió en los ascensores del Nakatomi Plaza, ni había una clara intención de practicar los juegos eróticos de Dakota Johnson, pero la anécdota vivida por la presentadora de televisión catalana Elsa Anka bien podría pertenecer a la escena de una película. La presentadora barcelonesa de 58 años ha sido invitada para participar en el programa Planta Baixa de TV3, que presenta y dirige Agnès Marquès. Durante su intervención, Anka ha rememorado un hecho personal que experimentó en un hotel de Sevilla.

"Llegamos a las tantas de la noche con una persona con la que habíamos salido y que después se convirtió no en amante, pero sí en amigo. Fue muy emocionante aquel momento que yo estaba en una planta y él en otra, se abrieron las puertas y fue como 'Bufff' ¿En tu planta o en la mía?". Una experiencia que ha denominado como "pseudo-erótica", y que ha querido compartir a través de un tono divertido y algo nostálgico. 

Elsa Anka dio sus primeros pasos profesionales a través del mundo de la publicidad, dando el salto a la televisión a mediados de los años ochenta. Su debut televisivo se produjo de la mano de Rosa Maria Sardà y el programa Ahí te quiero ver de TVE. Posteriormente participaría en programas de Antena 3 y Telemadrid, para llegar a TV3 a mediados de los noventa, mediante Persones humanes, que presentaba   Miquel Calçada. Su trayectoria en la cadena pública catalana incluye una breve participación en El cor de la ciutat, mientras que en su testimonial presencia cinematográfica, se la recuerda por interpretar a la madre de Cristo en Herois, el emotivo film generacional dirigido por Pau Freixas en 2010.