Montaje con una imagen de Telma Ortiz. En la parte superior derecha un emoticiono de infracción

La infracción de la hermana de la Reina Letizia que la deja en muy mal lugar

Telma Ortiz y su marido, Robert Gavin Bonnar, han infringido una importante señal de tráfico

A menudo, las personas con movilidad reducida sufren desagravios provocados por actitudes poco respetuosas con sus problemas de discapacidad. Ni las zonas debidamente señaladas para facilitar sus aparcamientos, ni la letra acreditativa de su minusvalía, parecen ser del todo suficientes.

Recientemente, se ha detectado una infracción que perjudica a este sector de conductores, que normalmente son los acompañantes con permiso para facilitar el movimiento del familiar que padece alguna disminución. Lo más llamativo del caso es que la identidad de la infractora no es otra que la de Telma Ortiz, hermana de la Reina Letizia.

Según una información facilitada por Diez Minutos, los hechos acontecieron en un centro comercial situado en la parte norte de Madrid, donde Telma Ortiz y su marido, el abogado irlandés Robert Gavin Bonnar, estacionaron su vehículo sin tener en cuenta que lo estaban haciendo en una plaza reservada para personas con movilidad reducida.Lo paradójico del asunto es que Telma Ortiz trabaja en el departamento de relaciones externas y estrategia de Concordia, una ONG cooperante de Naciones Unidas.

Una vida lejos de la opinión pública

A diferencia de otros familiares de los integrantes de la Casa Real, Telma Ortiz no suele prodigarse demasiado en apariciones públicas ni suele entrar en polémicas; de hecho, vive en la madrileña urbanización residencial de Soto de la Moraleja tras su etapa en Barcelona, pero lo hace bastante alejada del mundanal ruido junto a su familia, formada por su esposo, su hija en común, Erin, otra hija nacida de una relación previa y llamada Amanda, así como los hijos de Gavin, fruto de su matrimonio con Sharon Corr, miembro de la famosa banda irlandesa The Corrs.

Sin embargo, esta despreocupación cívica recién ocurrida, ha trastocado un poco ese deseo de vivir lejos de la opinión pública y al margen de algunos escándalos de corte real. Aunque fuese debido a un despiste, la imagen transmitida al no respetar una plaza de aparcamiento habilitada para personas con escasa o nula movilidad, no es la mejor forma para gozar del pretendido semi anonimato.

Mientras Telma suele estar muy ocupada con su implicación en la citada ONG, Robert Gavin Bonnar está implicado en la inminente publicación de la novela que ha escrito, y en la que mezcla elementos propios de la novela negra, con aspectos de corte económico. Tras treinta años de experiencia como abogado, ahora parece decidido a triunfar como escritor.

La novela de Robert Gavin Bonnar lleva por título “La conversación Kempinski” y tras una primera edición original en inglés prevista para el próximo mes de mayo, posteriormente se llevará a cabo la publicación de la traducción al español.